lunes, 31 de enero de 2011

Dentro de la Ballena







                                                            
                                                                 SILENCIO  OCEÁNICO


Soy como Jonás, pero hembra;
y la ballena en cuya oscuridad pernocto, es color rosa crepúsculo:
sin embargo, la luz negra me permite  leer, y mirar:

cómo se engarzan los corales y las conchas púrpura en mis cabellos; 
muchos alfabetos desconocidos y desaparecidos que se graban en mi frente;
flores marinas como moluscos de cristal que se me acercan al corazón;
peces abismales que buscan mis brazos, extrañados por la tibieza
y algas de fulgores metálicos que quieren flotar cerca para encadenar mi vientre...

Escucho el sonido que arrastra la profundidad hacia mi cuerpo
y tiemblo con los cardúmenes que traen las frías corrientes:
mis pensamientos construyen fortalezas de rocas calizas
mis sentimientos entran en las serenas e imprevisibles señales de las turbulencias
y a veces sólo aspiro burbujas extraordinariamente ingrávidas
y logro detener la marea interna que intenta someterme 
a alguna reflexión con los cristales de sal como cortantes puñales en el vacío.

Aquí la soledad no tiene espacios exentos para la manifestación del sol:
aquí la claridad depende del brillo de las negruras que inhalo para respirar
y exhalo estrellitas fluorescentes que relampaguean instantáneamente,
como si de otro extraño firmamento, apagado y flotante, se tratase:

Aquí, la transformación es de gusano de luz a creatura de luz 
que traspasa, estroboscópica, todo el espectro de los colores
pero no con un prisma, sino subiendo por las espirales de las ondas sin movimiento...
Cuando nadan mis vestiduras lejos de mí,
me doy cuenta cuán lejos he estado siempre de ellas, 
y recuerdo cuanto fueron mis sueños, cálidos en el vientre del Universo:

Pero tengo una certeza coronada de aguamarinas y perlas azules,
de que llegaré a Nínive, como Jonás,
y habré hecho, sin ahogarme, ni mucho suspirar,
una pequeña pluscuamperfecta circunvalación por el Destino,
signada entre ondas y diferentes vidas propias, 
llamadas por las oscuridades de las tibias cavernas de corales negros
y los poderosos volcanes a quienes el agua salada no merma  
el continuo movimiento de la lava, cuerpo presente de las Furias submarinas, 
ni el conocimiento, casi onírico,  de mis abismos entrelazados
como  delicadas  y resistentes trenzas de algas y peces nocturnos
de curiosa tensión y  definida belleza en el azul-marino infinito....


 
Eunice  Escalona.  

                                             














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