miércoles, 11 de agosto de 2010

En verano, bajo el Árbol de la Poesía




No es muy usual y contemplado, que el poeta se acerque a sus versos más allá de ejercer el visto bueno de su paternidad o maternidad, según sea el caso.  Desde el inspirado y contenedor substrato anímico, se levanta, de raíz a flor y luego a evanescente aroma o incienso, el estupendo y gratificante árbol  de la Poesía.  En el paisaje del instante vital de cada quien: circunstancias como las de las aguas,  subterráneas o superficiales;  encontradas con varita de zahorí en desiertos casi imposibles; llovidas en rocíos temblorosos o en cascadas demasiado rápidas, o en tormentas demasiado elocuentes.  Calidad de sombras, escorzos, perpectivas y brillos de floraciones intermitentes , determinan la elipse que se conforma y amplifica entre creador y espectador, entre escritor y lector, y al fin y al cabo, entre creador y creador: quien lee se mira en un espejo de doble faz, que conduce a planos paralelos invisibles para el ojo,  a lo largo y ancho de los cuales se completa el proceso de crear y reflejar lo creado.

Tales fusiones y encuentros, pueden librarse casi como batallas sin armas, de la mano de la exaltación, el ingenio, el riesgo.  Mejor, no explicarlo. Hay teorías que, quizás, afortunadamente para todos, se esconden, al menos por algunos siglos,  de quienes pretenden conocerlas!

Los Románticos colocaron sus respuestas en doradas bandejas recamadas en pajarillos y cantos de esos pajarillos, parece que muy próximas a los innumerables cielos de las Musas, haciéndolas responsables vitalicias y muy hermosas, del denominado: "soplo creador".  Hay que convenir en que la sola imagen es preciosa. 

Otros cifran sus cálculos positivos en disecciones de la mente, entre los aciertos voluntarios, automáticos o  emergentes , de los sueños, o de las herencias míticas de la única especie que elige:  "La auténtica humanidad no comienza cuando los antropoides son capaces de fabricar un puchero de barro, sino cuando lo decoran con una cenefa geométrica que en nada mejora su utilidad, pero realza su prestancia; o cuando se adornan la frente con una diadema hecha de flores", dice Fernando Savater.

Seducido por la extracción del pasado inmediato y el remoto, en el símil de sus actividades en el diván de consulta, Sigmund Freud coleccionó objetos arqueológicos. Y nunca concluyó que su recién estrenado método, fuese última cabal respuesta al tema del origen de los productos estéticos. Quizás como buen hijo de la época victoriana,  lo idealizó como algo inaprensible.  Dió importancia al carácter lúdico, e inevitable, de la experiencia creativa.  Dice Teresa Del Conde: "La verdad de las cosas es que, con o sin psicoanálisis, mientras más se conoce sobre cuestiones artísticas, mayor es la capacidad del disfrute intelectivo, y que en la mayoría de los casos éste va en relación directa con la necesidad de aprehensión que cada persona ha desarrollado, lo que principia casi desde el inicio dela vida, y evoluciona de acuerdo con el acceso que se tenga a los bienes culturales. Lo dicho de ninguna manera cancelaría una apreciación o disfrute espontáneo, "fresco"  o primordialmente sensitivo, sino que en todo caso se sumaría a éste".

A lo que agregaríamos que la magia tiene su técnica si de conejos y sombreros se trata, como plataforma de despegue directo,  pero si se trata de vislumbrar la Magia, de sucumbir ante ella y de nuestros intentos por manejarla con rapidez desde la ilusión y la esperanza, pero en la persecusión de las más importantes certezas... Es la apertura a la posibilidad de lo Desconocido,
lo que nos envuelve definitivamente, en un habitante feliz de su Reino!

Espero que las imágenes que he logrado captar de la Musa, entre sus ensoñaciones y juegos, les proporcionen alguna varita  buscadora de todos los deseos... y el ligero interés de buscarlos!

(Continuará)

                                                                           
                                                                                                                                Eunice Escalona.




Lentamente
corre la tarde:
estoy protegida
por una niebla vistosa,
de luces frías
que nace
del mar y su alborozo...
!Ya más nunca seré almeja,
sino rosada
perla nueva
del corazón de los Dioses!

                                                              Eunice  Escalona
                                                               (2005) 



 



                                                                

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