viernes, 18 de junio de 2010

                                  SALA DE LECTURAS


                                                                

I

Puedo la Vida
no será tanto
y es la vida,
con sus sombras que soplan
hasta los augurios contrarios...
Pero yo y el viento
adoramos los barcos
y la travesía es cosa nuestra.
¡Oh descubierto día!
hermoso para desenterrar trampas
está claro el retablo de maravillas
son preciosas las nubes 
y transparentes las figuras,
la llovizna cae torrencial e invisible,
la creación es de incógnito
como lo primero que se hizo
carne soplada en el fuego de ambos colores
el corazón se abre lento
llamada puerta que responde
y el ave orgullosa y brillante del tiempo,
come de nuestra mano, de nuestro alimento,
sueña para nosotros,
hay un sol recostado en el borde
haciendo causa con los deseos,
inquebrantable como cristal templado
y el pecho se vuelve mar
mar de honestos levantamientos
y honesto ritmo.
Dentro del instante, aparece lo común,
esa fuerza que nnguna máquina registra
pero que llega a su lugar ineludible.
No hay que inventar,
lo dado está sin dormir
lejos, muy lejos de la muerte y sus consecuencias:
la presencia entra como tal,
con su propio pié alado
casi de semi-dios
y el don,
poder recibir
con las naturales reverencias...
es comosi fuéramos especialmente para ello,
y jugando con las esferas minerales y ligeras,
disfrutamos la música
música
en el más dorado silencio.
No importa el absoluto del origen
porque nos multiplicamos
ya somos muchos
y únicos dentro de nosotros mismos,
veo la transparencia
las ausencias que deben ser,
desanudo la garganta, el pecho,
enlazo las espaldas
y aspirado el cielo en su tono imborrable,
ya no tiene más nada que preguntar...

Dejo al brillo siguiendo su río,
hay hueso y luna, carne y solaridades
de potencias increíbles,
arenas dibujadas y piedras marcadas...
Realmente es tanto y tan lleno
para el vacío;
el cuerpo, ése, explicado e inexplicable,
es para habitarlo sin límites.

                                       


II

Me pertenecen
a la luz de las sinrazones totales,
las ondulaciones,
la energía
las simplezas de la eternidad
aspiras, retienes,
ese vocablo húmedo
por haber llegado antes
que la dureza de las huellas
arrebatase la inocencia,
con el paso blando, más rico,
la corteza hormigueante
movilizada por los recuerdos y el rocío,
el tronco mil veces poblado
y puramente desnudo
aparentemente, oh engaño, sin raíz.
Existe este paso de un mundo,
por el otro,
y se conocen los caminos por el mismo camino
y yo en el lomo ligero
con una certeza preciosa,
desconcertante como animal libre.
Quiero decir
ya no más el espacio
ni estrellas ambulantes
ni dejar de oír al árbol
y recoger sus regalos
por escuchar las blasfemias de los incrédulos.


III

A través de la piel
refulge mi sangre
como caballo color celeste
como cristal de roca,
pastando en la hierba más fresca
golpeando la húmeda tierra,
junto al aroma casto de lo real:
robándose en persona
las antes inconcebibles estrellas,
distribuyéndose en el más erecto y lleno
árbol de vida y vida;
sabiendo que, definitivamente,
pertenezco a ella y sus consecuencias.
No acepto fuegos artificiales
ni sonámbulos arreglos,
más bien, profundos oleajes,
aún la extraña soledad de un ocaso completo.
Aquí, lo digo, presente  en un sueño
hecho cuerpo de su propia carne y nosotros,
autónomo, rico, purísimo,
casi un secreto universal.-

                                                              Eunice  Escalona.

Del libro: "Una Certeza Preciosa".-

                                                      
                                                                                   


                                                                                     




                                                   
                                                  DÍA  DEL  PADRE


Homenaje sensible a quienes atesoran la Paternidad,
en especial a mi Padre, Creador de Palabra y Obra.
                                        



"A  MI PADRE"


Por haberme dado la herencia clara
de las cosas primeras.

Por haberme asomado a los balcones azules y ciertos
de las cosas soñadas.

Por haberme descubierto las tierras y los montes maravillosos
de la esperanza nueva.

Por haber comprendido el tiempo de la dulce estación
donde el alma nace como otra flor.

Por haberme hecho caminar,
con la luz por dentro,

a dar el corazón sin estuche,
a esperar el sol, sin frío
a flechar el horizonte inalcanzado,
con la mirada musical de las marchas de triunfo...

¡Gracias!
Por haberme puesto en las vidas de este mundo y de los Otros.
Por haber enjugado mis lágrimas, sin pañuelo...

Eunice  Escalona.


Poema de su libro: "Compañía Color de Cielo"
acreedor del Primer Premio poe unanimidad
en el Concurso auspiciado por la Universidad
Católica Andrés Bello, para Jóvenes Poetas,
y escrito cuando la autora tenía 17 años.-  



                                                                                     




    

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